Para enseñarle algo con éxito a tu hijo, aunque esté enojado, de hecho, hay una cosa muy fácil que puedes hacer. Digamos que el niño ha estado enojado por algún tiempo. Si simplemente hicieras que el niño tocara tus manos una después de la otra y que quizás tocara la punta de tu nariz, encontrarías que la molestia que él tenía desapareció mágicamente y ya no estarías hablando con un niño enojado.
Para enseñarle algo con éxito a tu hijo, aunque esté enojado, de hecho, hay una cosa muy fácil que puedes hacer. Digamos que el niño ha estado enojado por algún tiempo. Si simplemente hicieras que el niño tocara tus manos una después de la otra y que quizás tocara la punta de tu nariz, encontrarías que la molestia que él tenía desapareció mágicamente y ya no estarías hablando con un niño enojado.